Martes de la XVII semana del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 36-43)

Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó:

El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será el final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos.

La extensión del mal a nuestro alrededor es una certeza que todos comprobamos a diario. Está más extendido de lo que suponemos, pero no nos corresponde a nosotros enjuiciar ni condenar porque estaríamos adoptando un papel que sólo está reservado al Padre. Hasta entonces, bien y mal conviven, incluso en el seno de la propia Iglesia, que San Agustín definía como santa y pecadora a la vez. En el fondo, cada uno de nosotros tiene que decidir qué hace con la Palabra que ha escuchado: si la acoge y la cumple, si ama al prójimo y lo siente propio; o si, por el contrario, se deja seducir por el mal en sus múltiples manifestaciones y revestido de sus muchísimos ropajes. Esquemáticamente, el texto enfrenta a los partidarios del Hijo del hombre que va esparciendo su predicación por los campos y los seguidores del Maligno, cuya semilla cae por todas partes para crecer y multiplicarse. La apelación al Juicio y a la condenación o salvación eternas, lejos de verlas como una pintoresca forma de inculcar conceptos elevados a personas con baja preparación académica, debiera hacernos reflexionar sobre qué bandera seguimos en este mundo donde el bien y el mal crecen juntos.

 

 

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