Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,21-25):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»
Comentario
Ponerla en el candelero
El salmo 118 usa una expresión que puede servirnos para entender este Evangelio: «Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero». Nadie que recibe la Palabra, lámpara de los pasos del cristiano, puede quedársela para sí, recluida bajo el cóncavo cajetillo del celemín, una medida de capacidad del grano que todavía está viva en la memoria de nuestros mayores. La luz del Evangelio, la luz del Verbo encarnado es para ponerla en el candelero y que alumbre a quienes viven en tinieblas y en sombra de muerte. Y a nosotros, que somos depositarios de esa luz, nos corresponde colocarla en el farol para que otros la vean y se orienten. La Palabra nos alumbra, pero no es para uso propio e individual; es para todos, enciende ya tu farol.