En la revista Alfa y Omega Semanario Católico de Información, de la semana del 9 al 15 de junio de 2022, Juan Vicente Boo escribe un artículo que lleva por título El Papa evangelizador, donde manifiesta “durante los primeros siglos del cristianismo, el apóstol Pedro y sus sucesores se dedicaban principalmente a evangelizar”. Con Praedicate Evangelium, Predicar el Evangelio, el papa Francisco retoma la tradición del Papa Evangelizador, presidiendo el Dicasterio para la Evangelización, de acuerdo con el citado articulista. También, según Juan Vicente Boo, “en la tradición de los primeros apóstoles había una observación de la realidad social que propiciaba las formas, los instrumentos y el lenguaje adecuados”. Es decir, de acuerdo con Praedicate Evangelium, la observación de la realidad “promueve la evangelización mediante el discernimiento de los signos de los tiempos y el estudio de las condiciones socioeconómicas y ambientales de los destinatarios”.
El Dicasterio para la Evangelización, una importante novedad del papa Francisco, presidido por él mismo, preconiza que “lo verdaderamente importante es la renovación de la mente y del corazón de las personas”. Esencialmente practicar la observación de la realidad social, una realidad compleja y evolutiva, que debe propiciar las formas, los instrumentos y el lenguaje adecuados en el marco del mensaje esencial del Evangelio de Jesús, claro y directo, aplicable la realidad cambiante que vivimos. Por eso el conjunto de las personas homosexuales deben percibir la realidad de la Iglesia como un espacio integrador.
Dos ideas esenciales hoy para afrontar el mundo y su diversidad, por un lado el discernimiento de los signos de los tiempos y la matriz ambiental social que subyace y, por otro, la renovación de la mente y del corazón. La constitución apostólica Praedicate Evangelium, promulgada por el papa Francisco el 19 de marzo de 2022 entró en vigor el 5 de junio y establece que el rol de los laicos en el gobierno de la curia es esencial debido a su cercanía con la vida familiar y la realidad social. El Dicasterio es descrito en Praedicate Evangelium como «competente para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo”, siendo una firme apuesta del Papa por “una Iglesia sinodal, universal, más laica y profundamente samaritana, (…) de escucha mutua, en la que cada uno tiene algo que aprender, (…) con un único objetivo: predicar el Evangelio”. La Sinodalidad de la Iglesia, confirma el Papa, se entenderá como el «caminar juntos del rebaño de Dios por los caminos de la historia hacia Cristo el Señor». Tenemos un mundo muy diverso, en evolución y con cambios continuos, y un Evangelio que da un marco de referencia, caminar juntos escuchando todas las voces es el camino, un camino para andar juntos desde la diversidad.
Se ha dicho que el Sínodo ha alcanzado los límites de la Iglesia, unos límites que considero, como católico, no debieron existir nunca porque somos iguales ante Dios, pero han existido porque la sociedad es compleja y cambiante, y es difícil asimilar ideas que evolucionan con rapidez desde el necesario discernimiento, y el papa Francisco ha decidido afrontar tal realidad en la Iglesia Sinodal, en el camino donde se escuchan todas las voces bajo el marco del Evangelio. Con Praedicate Evangelium, el Sínodo, el “caminar juntos” ha llegado, entre otros colectivos, a otras personas en la diversidad social al que ha evolucionado nuestra sociedad, por ejemplo a personas homosexuales o personas con atracción al mismo sexo. La Conferencia Episcopal Española ha reconocido que ha costado llegar a determinados colectivos. En el marco del Sínodo, como manifestación de una Iglesia en camino donde la polifonía coral es expresada, se ha abierto el camino del encuentro. Las personas homosexuales debe ser escuchadas e integradas en una sociedad diversa y la Iglesia debe contribuir a ello. La Iglesia es diversa en su unidad de fe, amor y esperanza.
El camino sinodal queda marcado por la importancia del encuentro, el diálogo y la escucha. El papa Francisco ha dicho que no hay rechazo de la Iglesia como tal a las personas homosexuales, y también manifiesta que “Dios es padre y no reniega de ninguno de sus hijos”. La Sinodalidad nos muestra el caminar juntos, todos y todas, en la diversidad actual de la sociedad, para vivir desde la comprensión y el encuentro, y con ello construir la sociedad que necesita el mundo actual desde la guía que representa el Evangelio de Jesús.
Manuel Enrique Figueroa