¿Qué es la patena y cuál es su importancia?
El vaso eucarístico conocido como la patena es un plato o disco pequeño poco profundo de metal precioso sobre el que se ofrece a Dios el elemento del pan en el ofertorio de la Misa, y en el que se coloca de nuevo la hostia consagrada después de la fracción. La palabra patena viene de la forma latina patina o patena, evidentemente una imitación de la griega patane. Parece que desde el principio se utilizó para denotar un recipiente plano abierto de la naturaleza de una placa o plato. En los primeros siglos dichos envases se utilizaban en el servicio del altar, y probablemente servían para recoger las ofrendas de pan hechas por los fieles y también para distribuir los fragmentos consagrados que, después que el celebrante había partido el pan, eran entregados a los comulgantes, que cada uno recibía en sus propias manos una porción de la patina. Sin embargo, cabe señalar que Duchesne, arguyendo a partir del lenguaje de los primeros Ordines Romani, cree que en Roma se utilizaban bolsas de lino blanco para este propósito (Duchesne, «Lib. Pont.«, I, Introd., pág. CXLIV). Sin embargo, tenemos evidencia positiva de que se usaban platos de plata, los cuales fueron llamados patinæ ministeriales, y que parecen estar estrechamente relacionados con los calices ministeriales en los que se daba a la gente el vino consagrado. Como sabemos a partir de los inventarios de platos de iglesia en el “Liber Pontificalis” (I, págs. 202, 271, etc.), algunos de estos patinæ pesaban veinte o treinta libras, y deben haber sido de gran tamaño. En los primeros tiempos las patenas, al igual que los cálices, eran construidos de vidrio, madera y cobre, así como de oro y plata; de hecho el «Liber Pontificalis» (I, 61 y 139) habla de patenas de vidrio en su nota sobre el Papa Ceferino (198-217 d.C.).
Cuando hacia el siglo IX, cuando se redujo en gran medida el celo de los fieles respecto a la recepción frecuente de la Sagrada Comunión, parece que cambió gradualmente el sistema de la consagración del pan ofrecido por los fieles y de la distribución de la Comunión de la patinæ, y se suspendió el uso de los patinæ ministeriales grandes y proporcionalmente profundos. Probablemente fue casi al mismo tiempo que creció la costumbre de que el sacerdote mismo usara una patena en el altar para contener la Sagrada Hostia, y evitar el peligro de las partículas dispersas después de la fracción. Sin embargo, esta patena era de un tamaño mucho más pequeño y se parecía a aquellas con las que ahora estamos familiarizados. Algunos ejemplares bastante dudosos cobro de las antiguas patenas ministeriales se conservan en los tiempos modernos. La mejor autenticado parece ser una descubierta en Siberia en 1867 (Vea de Rossi en «Boll. di Archeol. Crist.» 1871, 153), pero ésta mide menos de siete pulgadas de diámetro. Otra, de oro, de forma oblonga, fue encontrada en Gourdon. También existe lo que se cree es una patena bizantina de alabastro en el tesoro de San Marcos en Venecia. Algunas de estas patenas están muy decoradas, y esto es lo que debemos esperar de las descripciones conservadas en el «Liber Pontificalis».
En las patenas del altar de la época medieval generalmente encontramos una depresión central más marcada que la que se acostumbra ahora. Este hoyo o depresión se suele redondear con lóbulos ornamentales, siete, diez, o más en número. Al presente apenas se usan o permiten los ornamentos. La patena, como el tazón del cáliz, debe ser de oro o de plata dorada, y no se puede utilizar antes de que un obispo lo haya consagrado con el crisma. La forma empleada habla del vaso como bendito «para la administración de la Eucaristía de Jesucristo, para que el Cuerpo de nuestro Señor pueda ser roto sobre ella»; y también como «el sepulcro nuevo del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo». En las liturgias orientales se coloca sobre el altar un vaso llamado el disco, análogo a la patena, pero es de un tamaño considerablemente mayor.
Bibliografía: KRULL en KRAUS, Realencyclopädie fr. christ. Alt.; DE FLEURY, La Messe, IV (París, 1887), 155-67, con las placas pertenecientes a él, que proveen la mejor colección disponible de ilustraciones; OTTE, Handb. da Kirch. Kunst-Archäologie, I (Leipzig, 1883), 231; ALDENKIRCHEN, Drei Liturg. Schüsseln. M.A. (Bonn, 1883); KAUFMANN, Handb. d. c. Archäol. (Paderborn, 1901) 563 sq.; KLEINSCHMIDT en Theol. Prak. Quartalschrift (1901), 32, (1902), 289.
Fuente: Thurston, Herbert. «Paten.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. 18 Mar. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/11541b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina para Aciprensa