Recientemente ha sido recuperado un interesante Simpecado concepcionista perteneciente al rico patrimonio textil de nuestra Catedral, que ha sido expuesto en la exposición Murillo en la Catedral. La mirada de la santidad tras su restauración.
El simpecado está presidido por una pintura realizada al óleo sobre lienzo ovalado de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, obra interesantísima de Bernardo Lorente Germán, que ha sido restaurada por el conservador Manuel Pedro Franco Rufino y que data de 1734, como se puede leer en una inscripción aparecida en el reverso de la pintura junto con los nombres de los donantes.
Bernardo Lorente Germán nace en Sevilla en 1680 y muere en 1759, y es uno de los pintores que continuará vivo el estilo de Murillo a finales del siglo XVII y mediados del XVIII, influencia que aprenderá sin duda del que parece ser que fue su maestro, el pintor sevillano Cristóbal López (1671-1730).
Las principales obras de Bernardo Lorente son la magnífica Divina Pastora, que se encuentra en el Museo del Prado y que recientemente se ha podido ver en nuestra ciudad en la exposición ‘Murillo y su estela en Sevilla‘ en el espacio Santa Clara, el retrato del Infante don Felipe, del Museo de Bellas Artes de Sevilla, así como los trampantojos que se conservan en el Louvre.
La pintura del simpecado muestra una Inmaculada de influencia murillesca, con la mirada baja y las manos unidas en oración, sobre una media luna con cabezas de angelitos. Vestida con la tradicional túnica blanca y manto azul celeste, dos ángeles revolotean alrededor de la Inmaculada jugueteando con el manto, confiriéndole así mayor movimiento a la composición. El rostro de la Virgen guarda notables semejanzas con los reproducidos por este pintor en otras obras suyas como la Divina Pastora que se conserva en una colección particular de Sanlúcar la Mayor o la Virgen del Carmen entregando el escapulario a San Juan de la Cruz y a Santa Teresa, del palacio de Viana en Córdoba, ambas señaladas como obra de Lorente por el profesor Enrique Valdivieso en su reciente publicación “La escuela de Murillo. Aportaciones al conocimiento de sus discípulos y seguidores”.
Por su parte, el Simpecado está confeccionado en terciopelo de seda verde con bordados de realce de plata sobredorada, y ha sido restaurado por Mª Gema Pérez Morales y Laura Pol Méndez. Los bordados son en su mayoría motivos vegetales y florales que delimitan todo el perímetro de la pieza y enmarcan la pintura; además en cada una de las flámulas triangulares de la parte inferior, encontramos sendas jarras de azucenas en las que aparecen, en la de la izquierda, una tiara pontificia, mientras que en la de la derecha figura un ancla, atributos ambos que parecen hacer referencia a San Clemente, por lo que el origen de este estandarte mariano puede estar relacionado con la Parroquia del Sagrario.
Las perforaciones sobre la cabeza de la Inmaculada y las marcas que se encuentran en la parte superior del terciopelo, pueden deberse a que el conjunto estaba enriquecido por elementos de orfebrería (corona, estrellas, el sol y la luna), como aún hoy se puede observar en diferentes Simpecados de la época, entre los que destaca el de Madre de Dios del Rosario de la Parroquia de Santa Ana o el de la Hermandad de los Negritos.
Antonio Rodríguez Babío (Delegado diocesano de Patrimonio Cultural)