En esta semana se han presentado las propuestas realizadas por los doce círculos menores del Sínodo de la Amazonia con las que se elaborará el documento final en unión de las deliberaciones de las Congregaciones.
El «buen vivir» amazónico
El hilo conductor de estas propuestas es la unión entre el “buen vivir” amazónico y el espíritu de las Bienaventuranzas extendiendo las propuestas al mundo ya que lo que afecta a la Amazonia también lo hace al mundo entero.
En primer lugar, se ha destacado la necesidad de estar alerta frente a todo tipo de violencia incluida la “emergencia ecológica”. La Iglesia ha de dar una respuesta activa y clara frente a cualquier abuso del hombre frente al hombre o su entorno. Así, se ha pedido la creación de un Observatorio Internacional de Derechos Humanos que permita detectar estas alarmas especialmente entre los pueblos nativos. Esto ha de llevarse además a las parroquias que pueden crear espacios seguros para personas vulnerables.
La Iglesia tiene además la tarea de acompañar a los defensores de los derechos humanos pero sin llegar a confundirse con ellos ya que no es una ONG, de ahí que no deba descuidar su aspecto espiritual. Se aboga por un mayor diálogo interreligioso y ecuménico como medio de llegar a todas las personas.
Mujeres, laicos, viri probati
Se ha propuesto dar un mayor papel a los laicos desde la perspectiva de una Iglesia donde convivan la corresponsabilidad y el compromiso. Esta mayor influencia debe evitar, no obstante, la clericalización de los laicos e incluso se ha propuesto la revisión de los ministerios del lectorado y y el acolitado a fin de que también accedan a ellos las mujeres. En especial se ha considerado el tema del diaconado de las mujeres en la Amazonia ya que desde hace muchos años vienen realizando estas funciones. Ha de respetarse a la mujer en cualquier ámbito y superarse los estereotipos reconociendo la gran riqueza que aporta la mujer a la Iglesia.
Relacionado también con este tema se ha vuelto a poner sobre la mesa la institución de los “viri probati”, esto es, sacerdotes casados. En la Amazonia podría resultar de gran utilidad teniendo en cuenta la falta de sacerdotes si bien esto no impide seguir considerando el enorme valor del celibato. Esto podría ayudar a superar la crisis de vocaciones sacerdotales en la zona si bien también se han hecho propuestas como el envío de un mayor número de misioneros así como el aumento de la presencia de religiosos. La mejor formación de los laicos y de los sacerdotes en las zonas amazónicas supone otro impulso importante a la Iglesia americana.
El rito amazónico
Se ha propuesto igualmente el fomento de la integración de la cultura amazónica en la Iglesia con avances importantes en la elaboración de un “rito amazónico” que permita fundir el rito romano con la simbología propia de los indigenas amazónicos, caminando juntos y acompañando en la búsqueda de Cristo. Así mismo, esta integración también debe permitir tomar aquellos valores positivos que la región amazónica ofrece como la consideración del territorio como sagrado.
La Iglesia misionera debe cambiar de ser “indigenista” a “indígena”, los pueblos han de ser los protagonistas de su historia eclesial. Debe fomentarse la beatificación y canonización de mártires locales que expresan esta idea. No debe olvidarse tampoco el fenómeno de las migraciones que tanto afecta a la Amazonia y dar nuevo impulso a la pastoral juvenil.
El «pecado ecológico»
Y hablando de la Amazonia, no puede olvidarse la dimensión ecológica. Se alienta a una conversión ecológica con propuestas concretas como la reducción de la temperatura mundial, la llevanza de una vida más sobria y la tutela de bienes preciosos como el agua,y la realización de proyectos sostenibles y de reforestación. Se propone incluso la inclusión de la ecología integral en la Teología Moral con el concepto de “pecado ecológico” y el cuidado de la Casa Común.
Finalmente, se ha expresado la esperanza de que los medios de comunicación presten especial interés a los temas amazónicos y se ayude a la difusión de su problemática a través de las redes sociales como forma de surgimiento de nuevos caminos hacia la evangelización, la buena noticia.