La Romería en honor de la Virgen de Valme se celebra en Dos Hermanas (Sevilla), el tercer domingo de octubre. Los romeros y devotos trasladan la imagen desde la iglesia de Santa María Magdalena de Dos Hermanas a la ermita del Cortijo del Cuarto, en la barriada sevillana de Bellavista. Está considerada como una de las romerías más concurridas y populares de Andalucía, se calcula que cada año asisten más de 200.000 personas.
La peregrinación se inicia a las seis de la mañana con una misa en la parroquia de Santa María Magdalena. A las 08:00 de la mañana la imagen es trasladada del altar mayor a su carreta, para comenzar el camino hacia la ermita del Cortijo del Cuarto. A la comitiva oficial le siguen los jinetes y las amazonas montadas a caballo. Cerca de la carroza de la Señora le acompañan muchos fieles andando y carretas tiradas por bueyes engalanadas con flores de papel. Cuando llegan al Cortijo del Cuarto, sobre el mediodía, los romeros se esparcen en grupos para pasar al aire libre un día festivo con comida, cante y baile de sevillanas y por supuesto los rezos que cada uno lleve en su corazón.
En la puerta de la ermita se aglomera la gente a honrar a la Señora. A las 18:00, después del rezo del Rosario, se inicia el regreso de la imagen a su templo de partida.
Todo esto viene, ya que, en el año 1248, Fernando III el Santo, cumplió su promesa de levantar una ermita a la Virgen de Valme tras pedirle a la Virgen que le valiese para la batalla diciéndole: “Váleme Señora” y tras ganar Sevilla en Reconquista, hecho que parecía providencial, dado el mal estado de sus ejércitos. Tradicionalmente se ha trasladado a Nuestra Señora de Valme a Dos Hermanas para paliar épocas de sequía, de epidemias y otras catástrofes.
Pero la romería de Valme no es solo eso, una romería. Muchísimas personas de todas las edades, y ciudades vienen a los pies del manto de nuestra Señora y Madre Virgen de Valme a entregarles sus problemas, sus inquietudes y sus dificultades. Para estas personas no es una romería solo, es su Esperanza su salvación su escape su camino.
La Romeria de Valme no es solo fiesta, es también oración ante la desesperación de una madre que pide por sus hijos, de un padre que pide para mantener su familia, de unos abuelos que piden para que sus problemas de soledad quizás se puedan paliar con la visita de ese hijo que quizás va con poca frecuencia.
La romería de Valme no es tan solo una romería, es un sentimiento prendado de una hermosura de corazón y de rostro como María en nuestra Madre de Valme. Es un rayo de luz en medio de la oscuridad de la vida y que cada peregrino lleva consigo en su corazón. Y Ella al ver esto, con sentimientos de Madre consuela y acoge en un abrazo de amor infundiéndole a cada uno de sus hijos fe, esperanza e ilusión.
¡¡¡VALME SEÑORA!!! Ruega por nosotros.
Paco Baena.