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Superación y deporte constituyen un binomio que el cine norteamericano explota sin complejos, y con el beneplácito de un público local convencido de que el sueño americano es una posibilidad real y no una quimera. Muchos títulos bien conocidos avalan esta exitosa combinación; pero también hay pequeñas películas condimentadas con estos ingredientes argumentales que vale la pena rescatar del olvido. “Rudy, reto a la gloria”, estrenada hace 30 años, es una de ellas.
Muchos de los filmes de este género, el drama deportivo, están basados en historias verídicas, y también es el caso de “Rudy, reto a la gloria”. El protagonista en la vida real se llama Daniel ‘Rudy’ Ruettiger, que en la década de 1960 era un joven de modesta condición nacido en Joliet (Illinois), ilusionado con el sueño de ser admitido en la Universidad de Notre Dame y jugar en su equipo de fútbol americano. David Anspaugh, el director del largometraje, logró trasladar a la gran pantalla de forma vibrante los esfuerzos de Rudy para superar los obstáculos que se presentaron en su camino. Anspaugh ya contaba en su filmografía con otro título deportivo notable: “Hoosiers: Más que ídolos” (1986), que fue nominado a dos premios Oscar.
Sean Astin, cuya actuación en “Los Goonies” (1985) no pasó inadvertida a los productores, fue elegido para el papel principal. Su brillante trabajo dando vida a Rudy le valió una lluvia de ofertas, aunque sobre todo le recordaremos como el bueno de Samsagaz Gamyi de la saga de “El Señor de los Anillos”. Acompañaron a Astin en el reparto actores experimentados como Ned Beatty, Charles S. Dutton o Robert Prosky, y jóvenes como Lili Taylor o Jon Favreau
La película nos presenta a un Rudy trabajador junto a su padre (Ned Beatty) en una siderúrgica local, novio de Sherry (Lili Taylor), católico y fanático de Notre Dame. A pesar de obtener unas calificaciones discretas, carecer de dinero y poseer un físico insuficiente para jugar al fútbol americano, persistirá en su empeño. Encontrará ayuda en el padre John Cavanaugh (Robert Prosky), quien erróneamente piensa al principio que desea ser sacerdote. Los siguientes hitos vitales de Rudy son desarrollados en la trama como ejercicios de superación, subrayados por la épica banda sonora de Jerry Goldsmith.
A pesar de algunas pequeñas carencias narrativas, “Rudy, reto a la gloria” es una cinta valiosa, optimista y estimulante, inspiradora para el público joven e impregnada de un sentido trascendente de la vida enfatizado en la importancia de la oración.
Juan Jesús de Cózar