No tengáis miedo (Pinceladas de un Papa polaco)

El lunes 18 de mayo se cumplieron cien años del nacimiento de Karol Woyjtila, desde octubre de 1978 Juan Pablo II. Si hubiera nacido dos años antes, sería austrohúngaro de cuna, el imperio que ve desmoronarse en sus memorias Stefan Zweig. Dos días antes de su nacimiento, muere Joselito el Gallo. Ese año también se llevó a Galdós y a Eugenia de Montijo, la granadina que fue emperadora de los franceses.

Un polaco en la Santa Sede. Ese verano de 1978 haciendo la mili en Cáceres murieron dos Papas, Pablo VI y Juan Pablo I, el de pontificado más corto. Desde hace 42 años, la Iglesia de Roma está regida por pastores que no son italianos: un polaco, un alemán, un argentino. Papas de Italia, de Alemania, de Argentina, países que ganaron el Mundial de Fútbol. Woyjtila, tal vez el más deportista de todos, es de un país que nunca lo ganó: Polonia nunca ganó el Mundial, pero él se ganó al mundo entero.

“Juan Pablo Segundo, te quiere todo el mundo”

“Juan Pablo Segundo, te quiere todo el mundo”, le gritaban cuando visitó la ermita del Rocío, el primer Papa que pisaba las arenas desde que un siglo antes lo hiciera Benedicto XV, visita que cubrí junto a un reportero muy especial, el cura, periodista y pregonero de la Semana Santa José María Javierre.

Lo eligen Papa el año que se proclama la Constitución Española y Cardeñosa falla clamorosamente ante Brasil un gol cantado en el Mundial de Argentina.

Su primera visita a España coincidió con un momento histórico: el traspaso de poderes del Gobierno de la UCD al del PSOE, de Leopoldo Calvo-Sotelo a Felipe González, que arrasó en las elecciones del 28 de octubre de 1982. Al Papa lo recibe un Gobierno en funciones y vino a Sevilla para beatificar a Sor Ángela de la Cruz. Ahora es él quien está en los altares.

Un hombre que era todo apertura

San Juan Pablo II da nombre a una parroquia de Montequinto regida por el sacerdote Adrián Ríos. En aquella primera visita a España preparé una serie de reportajes en Diario 16 Andalucía: uno con los presos de la cárcel de Ranilla; otro, con las hermanas de la Cruz. Dos vidas de clausura para un hombre que era pura apertura, que derribó muros y diques. Aquel año del Mundial de España y de las elecciones que ganaron los socialistas (primero Escuredo, después Felipe) yo tenía 25 años, los que el Papa polaco cumplió en 1945, el año que termina la Segunda Guerra Mundial.

Fue elegido Papa con 58 años, los años que acaba de cumplir mi hermano Blas. No me lo imagino de Pontífice. El 13 de mayo de 1981, festividad de la Virgen de Fátima, el turco Ali Agca intentó asesinarlo en la plaza de San Pedro de Roma, la que casi cuatro décadas después se encontró vacía el Papa Francisco para su bendición ‘urbi et orbe’ en el comienzo de la pandemia del coronavirus, bicho asiático con nombre de encíclica.

Un pontificado largo

El día de su centenario oímos misa en Ómnium Sanctórum. Hay un busto de Juan Pablo II con toda la pinta de ser un molde de los utilizados para su estatua por el escultor Juan Manuel Miñarro. Y una fotografía junto a un Crucificado anónimo que perteneció a la desacralizada capilla de Belén de la calle Calatrava y que el 13 de junio de 1993, en su segunda visita a Sevilla, estaba en la residencia de ancianos San Rafael de Dos Hermanas que bendijo Juan Pablo II. Por esos días mi madre estaba en Sevilla, recuerdo que disfrutó de la visita del Papa. Fue un pontificado largo, desde 1978 a 2013. En España, cinco presidentes del Gobierno y en Sevilla cinco alcaldes.

Manuel de Unciti, el sacerdote, periodista y director de la residencia Azorín en la que me formé, cubrió como periodista la primera visita al extranjero de Juan Pablo II. Fue a México. Le acompañó uno de los residentes, Emilio Zuñeda, burgalés de Medina de Pomar. Otro de un curso posterior, Eloy García Díaz, leonés, publicó un libro titulado ‘Las 100 claves de Juan Pablo II’ que lleva un prólogo de Juan del Río, el ayamontino que es arzobispo castrense.

“No tengáis miedo”

El año que Juan Pablo II visitó por primera vez España Sevilla estrenaba nuevo arzobispo, después cardenal, Carlos Amigo Vallejo, vallisoletano de Medina de Rioseco. Medinas de Burgos y de Valladolid de cuando Castilla era el centro del mundo y de sus océanos y se unió con Aragón en el pacto matrimonial de los Reyes Católicos, un tándem de palabras políticamente incorrecto en estos tiempos en los que siguen tan vigentes las primeras palabras de Juan Pablo II: “No tengáis miedo”.

Hemos visto el día de su centenario un documental de José María Zavala sobre su vida que arranca con el atentado. Quisieron matarlo como a Kennedy, a Indira Gandhi o a Olof Palme. Los guardaespaldas corrían como posesos. Dicen que iba al hospital rezando. Fiel a las palabras del Evangelio: es preferible sufrir haciendo el bien que haciendo el mal. Es lo que más duele al demonio. El Papa polaco perdonó a su agresor y lo visitó en la cárcel. La bala que lo atravesó está en la corona de la Virgen de Fátima. Al Papa que nació dos días después de que un toro matara a Joselito en Talavera lo llevaban en volandas como a un torero. Venció a la muerte y le dio varias veces la vuelta al mundo, que sigue queriendo a Juan Pablo II.

Francisco Correal
Periodista

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