San Lorenzo (B)

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,24-26):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.»

Comentario

El Padre lo premiará

Las tres lecturas del día tienen como hilo conductor los premios y recompensas por el ejercicio de la caridad. San Pablo exhorta a los corintios a dar en conciencia, no a disgusto ni por compromiso; el salmo 111 alaba a quien reparte limosna; y, finalmente, el mismo Jesús promete que el Padre sabrá premiar a quien lo sirva a Él. Pero no conviene hacer una lectura reduccionista ni interesada de estos pasajes. El premio, con ser importante, es lo de menos. Lo de más es cumplir la voluntad de Dios y edificar su Reino en la tierra. La recompensa prometida no puede llegar a obsesionarnos ni a determinar nuestra actuación como un juego de contrapesos en la balanza de obligado cumplimiento. Y tampoco conviene quedarse interesadamente en la limosna y la entrega de cantidades de dinero de la que podamos desprendernos sin mayor problema. Estamos hablando de entregarse por entero. ?Recuerdas la parábola de la viuda que echó en la colecta lo poco que tenía? A lo mejor lo que tienes que echar en la cesta de la misa dominical no son unas monedillas sobrantes sino aquello de lo que andas más escaso: tu tiempo, por ejemplo.

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