La parroquia Santa María y San Sebastián, de Estepa, agrupa ocho templos que atienden una feligresía de casi 12.500 habitantes. “En principio, esto nos puede parecer complejo, pero en realidad, es su mayor ventaja, su gran fuerza, todos tenemos una iglesia cerca de casa”, expresa con entusiasmo el sacerdote Ginés González de la Bandera, párroco de Estepa.
“Poder presentar a la parroquia de Estepa es para mí motivo de infinita alegría. Hablaría de una comunidad entregada y generosa que da vida al pueblo al que sirve rompiendo barreras, acortando distancias y borrando límites. Creo que hoy no se podría diferenciar entre el pueblo y la parroquia, ya que ambos están íntimamente ligados por el servicio que se regala en nombre de Jesucristo”.
Se trata – en palabras del párroco – de “una comunidad integradora que acerca la iglesia a todos. Es verdad que se trata de una feligresía diversa, plural y con muchas facetas, lo que la enriquece enormemente. Algo que le da un carácter singular son sus ocho templos”.
Compromiso laical
La parroquia Santa María y San Sebastián, “camina cada día con luces y sombras, alumbrada por el Espíritu y a veces cerrada a Él por nuestras debilidades”. Así, “se va construyendo desde el compromiso de los laicos que comparten su tiempo con alegría. Es su servicio el que hace visible la misión encomendada, haciendo presente a Jesús en las vidas de muchos que necesitan de Él y de su amor a través de nosotros. Una parroquia que intenta atender y cubrir las diferentes necesidades espirituales y materiales que pueden existir en nuestro pueblo. Se intenta acompañar a los que les resulta difícil salir de casa con visitas prolongadas en las que compartimos y nos conocemos de cerca”.
Servicio y comunión
Para González de la Bandera, uno de los aspectos más llamativos de la parroquia, “es que todos los que servimos en ella somos conscientes de que formamos parte de algo más grande, que supera los límites de nuestro pueblo. Intentamos ayudar a las parroquias de nuestro arciprestazgo que, por ser más pequeñas, y con realidades pastorales más duras a veces acuden a nuestra comunidad. Somos, en definitiva, Iglesia de Sevilla e Iglesia universal en comunión con nuestro obispo Saiz y con el papa Francisco. Así, también me alegra poder decir que las nueve hermandades de penitencia y las cuatro de gloria de la parroquia saben que no son colectivos independientes. Viven y se sienten parte de su parroquia junto a otros grupos pastorales, sabiendo que todos unidos construimos ayudados por las Hermanas de la Cruz, las clarisas y los franciscanos”.
Sacerdote junto a los feligreses
El párroco de Santa María y San Sebastián, cumplirá en septiembre 17 años de ordenación sacerdotal. “Yo me he hecho sacerdote aquí, junto a mis feligreses. Ellos me han cuidado, enseñado y acompañado en mi caminar como servidor de la Iglesia. Han soportado mis faltas y mis errores, me han perdonado y nunca me dejan solo. Han sido instrumento de Dios en mi vida. Quizás, lo más bonito que hemos vivido en la iglesia de Estepa en mucho tiempo ha sido hacer de las dos parroquias una única comunidad que sirve unida a su pueblo sin diferencias ni distinciones. Integrándonos todos en el servicio y en las celebraciones”, afirma.
Desde la parroquia estepeña se esfuerzan en acompañar a todas las familias del pueblo a recibir los sacramentos, “desde las parejas jóvenes que desean que el Señor les regale su gracia para vivir el matrimonio, padres que llevan a sus hijos a bautizar, niños que comienzan la catequesis, jóvenes y adultos que han decidido continuar su iniciación cristiana”. Sin olvidar la formación de los diferentes grupos parroquiales, “intentando que aquellos que tienen sed de Dios y de servir en su nombre se incorporen como parte activa de nuestra comunidad. Especialmente nos esforzamos en que los jóvenes que se confirman continúen su proceso formativo a la vez que empiezan a servir como catequistas acompañados por alguien que tiene más experiencia”.