Serapio Roldán (viudo desde 2011, con cuatro hijos y dos nietos) es médico de familia, natural de El Viso del Alcor. Asegura sentirse “parte de la Iglesia” y trata de vivir “conforme a ella, consciente de la misión que Jesucristo ha encomendado, colaborar con la cristificación del mundo y de la historia”.
En el día a día, este médico de familia jubilado trata de integrar la vida de oración con las actividades, procurando un equilibrio. “Cada día es muy importante la lectura de la Palabra, para lo cual hago una meditación larga, de casi una hora, al comienzo de la mañana y procuro ir a Misa cuantas veces puedo. Como focolarino trato de aportar mi granito de arena a la realización de la oración de Jesús de que todos sean uno”.
Serapio colabora en el Centro de Orientación Familiar (COF) de Triana como experto en Regulación Natural de la Fertilidad y participa en un proyecto de integración de inmigrantes a través de la Delegación Diocesana de Migraciones. Respecto a su experiencia en la Delegación Diocesana de Ecumenismo, ha participado en la Semana de Oración por la Unidad en años anteriores, y en el año 2000 formó parte de la Escuela Ecuménica en Otmaring, en Alemania.
“Otmaring – agrega – es un pequeño pueblo cercano a Munich. En los años 60 y 70 el movimiento tuvo los primeros contactos con los luteranos. Ellos se admiraban de que también los católicos vivíamos la Palabra, que para ellos es tan importante. Se estableció una convivencia permanente que manifestase la unidad visible a la que tendemos. Me impresionó mucho la capillita ecuménica. En ella el atril con la Biblia está a la misma altura que el Sagrario, a ambos lados del altar. Desde entonces esta pequeña ciudadela es una escuela permanente de ecumenismo, con cursos, encuentros y actividades diversas”.
Aprended a hacer el bien, buscad la justicia
La Delegación Diocesana de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso y la Delegación para las Iglesias Orientales Católicas, celebran la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, del 18 al 25 de enero. Bajo el lema “Haz el bien; busca la justicia” (Is 1, 17), el octavario de oración propone como ideario para la oración y la reflexión.
¿Qué significa buscar la justicia? – se interroga Roldán– “esta es como un tesoro que hay que buscar y desear: es la meta de nuestro modo de actuar. Practicar la justicia nos enseña a hacer el bien. Es saber captar la voluntad de Dios que es nuestro bien. Isaías ofrece ejemplos concretos. Las personas que Dios prefiere mayormente son las más indefensas, los oprimidos, los huérfanos y las viudas. Dios invita a su pueblo a cuidar de los demás de modo concreto, sobre todo de quienes no están en condiciones de hacer valer sus derechos. Las prácticas religiosas, los ritos, los sacrificios y las oraciones no le son gratos si no se corresponden con la búsqueda y la práctica del bien y la justicia”.
En este sentido, “esta Palabra nos empuja a ayudar a los demás a tener una mirada atenta y a socorrer al necesitado con hechos. Nuestro camino de conversión requiere abrir el corazón, la mente y los brazos, sobre todo, a quienes sufren”, añade.
Oración por la Unidad de los Cristianos
Para él, “la oración por la unidad nos mentaliza a todos del grave pecado de desunión que toda la cristiandad vive desde hace siglos y prepara nuestros corazones a buscar lo esencial en las relaciones con los hermanos de otros credos. El patrimonio común es mucho mayor que las diferencias y la vida cotidiana del Evangelio es la misma para todos. A través de la oración en común todo esto se pone de manifiesto”, subraya.