El 29 de julio, fiesta de Santa Marta, es un día celebrado especialmente en nuestra Archidióciesis de Sevilla en el Convento de la Encarnación, muy cerca de la Giralda, en la parroquia de San Andrés y en las localidades de La Algaba y Los Molares, que tienen a la Santa por patrona.
Santa Marta, amiga y discípula de Jesús, es uno de los personajes femeninos más destacados del evangelio, donde se afirma expresamente que «Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro» (Jn 11,5). Pero, sobre todo, de sus palabras destaca la vibrante profesión de fe en Jesús que esta mujer realizó, según recoge el mismo evangelista: «Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo» (Jn 11,27). También acogió al Señor en su casa de Betania con familiaridad, en unión de su hermanos Lázaro y María, y le sirvió a la mesa, según refiere Lucas en otro conocido pasaje evangélico (Lc 10, 38-42).
Cuenta la leyenda que tras la muerte y resurrección de Jesús, al dispersarse sus discípulos, Marta junto a sus hermanos y un grupo de fieles, se embarcaron con rumbo desconocido y llegaron a las costas de Marsella en Francia.
En la ciudad de Tarascón (región de Provenza) realizó el milagro legendario de vencer a un dragón que amenazaba la población (la tarasca), por lo que alcanzó una gran veneración en la zona. Su cuerpo descansa y es venerado como reliquia famosa en la cripta de la colegiata de Santa Marta, iglesia románica que es el principal monumento de la pequeña ciudad francesa de Tarascón.
En Sevilla, la huella devocional más antigua la tenemos en el Hospital de Santa Marta, fundación de principios del siglo XV para dar de comer a los pobres, que estaba situado en lo que actualmente es el Convento de la Encarnación, en la plaza de la Virgen de los Reyes. Testimonios de este antiguo hospital y devoción son la cercana y recoleta plaza de Santa Marta, la pequeña y hermosa imagen dieciochesca de la Santa que remata el retablo mayor de la iglesia conventual, así como la veneración secular que se le profesa todos los martes del año mediante la difusión de estampas y novenas entre los fieles y devotos que acuden al convento.
A mediados del siglo XX el gremio de hostelería impulsa la veneración a esta Santa como su Patrona que es, con la fundación de una hermandad de Santa Marta en la parroquia de San Bartolomé en 1948, primeramente de gloria, convertida posteriormente en cofradía de penitencia en 1949 y trasladada a la parroquia de San Andrés en 1952.
Esta hermandad ha contribuido a aumentar notablemente la devoción popular a Santa Marta por medio del culto y el fervor hacia su imagen titular, hermosa obra de tamaño natural en madera policromada realizada por el imaginero Sebastián Santos en 1950 “para que pueda salir en Gloria y Pasión”.
Esta imagen despierta un enorme foco de devoción en el templo de San Andrés, semanalmente todos los martes del año, y al llegar los cultos que la hermandad le tributa anualmente, tanto en el mes de julio con el besamanos en el día de su fiesta, como en octubre con el triduo y función solemne en su honor; sin dejar de citar los numerosos fieles que acompañan el paso del misterio de Traslado al Sepulcro en la tarde del lunes santo sevillano, donde se integra la Santa portando los clavos del Redentor muerto en sus manos.
En virtud de su acogida a Jesús en Betania, la Iglesia la considera como patrona de los hoteles, bares, restaurantes, cocineras, sirvientas, camareros, amas de casa y del hogar. Pero sobre todo destaca en Santa Marta su intensa relación de amistad y diálogo con Jesucristo y su fe firme en el Redentor, como atestiguan los evangelios. En prueba de su ferviente amistad, recibió la promesa definitiva de santidad de boca del mismo Jesús: «¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios?» (Jn 11, 40).
Isidro González
(Fotografías: Rafael Álvarez Romo)