Sebastian Sujith Vidhyadaharam Pillai Sujath
Seminarista del 5º curso del Seminario Metropolitano de Sevilla
India (1992)
Sujith proviene del seno de una familia hinduista convertida al cristianismo. La participación en la Eucaristía diaria, la oración familiar, las catequesis de iniciación a la fe católica y la influencia de las misioneras de la caridad, fueron preparando el corazón de este joven para acoger y dar una respuesta positiva a la llamada sacerdotal.
“Desde pequeño surgió en mi corazón el deseo de ser sacerdote. Tampoco puedo olvidar la influencia e inspiración de los sacerdotes que estuvieron en mi parroquia; allí radica la clave de mi vocación. No fue muy dramático el momento del ‘sí ‘, fue una decisión simple, por la curiosidad e inquietud entré en el seminario de mi diócesis de Punalur (India), cuando tenía 17 años”, afirma.
El dueño de mi vida es siempre fiel
La etapa de la adolescencia de Sujith en el seminario menor fue un tiempo de discernimiento y discipulado. “Es cierto que, en el contexto de mi cultura había preocupaciones, choque con las realidades, malinterpretaciones, aspectos de interreligiosidad, etc. No es fácil, pero tampoco es difícil, porque la formación y la vida espiritual me ayudaban mucho a seguir en este camino. Porque, más que yo mismo, el dueño de mi vida es siempre fiel”.
En relación al seminario mayor, dijo que tomó como algo muy serio sus estudios eclesiásticos. “Hice Filosofía en el seminario Wishwa Jothi Gurkul, Varanaci, al norte de India. Para la Teología el obispo me envió a estudiar en Sevilla”.
Centralidad de la Palabra
De su etapa en el Seminario Metropolitano de Sevilla, le ha sorprendió la amistad de los formadores, “su cercanía y acogida. La experiencia pastoral: la gente, los sacerdotes, su fraternidad y caridad pastoral. “Por supuesto, como extranjero que soy, me costó mucho mejorar el idioma”, añade.
Sobre sus lecturas espirituales, Sujith destaca el libro del venerable Futon J. Sheen, titulado: Priest is not his own, sobre la espiritualidad sacerdotal. También tiene especial interés en la vida y obra de San Francisco de Asís. Sin embargo, ha subrayado que el libro por excelencia, “como no puede ser de otra forma es la Palabra de Dios. Tengo una especial afección a la Biblia, especialmente en los momentos de más necesidad. La Biblia y las lecturas espirituales son para mí la mano y el abrazo de Dios. Es el pasaje de Mateo 9, 13 ‘No he venido a llamar a justos, sino a pecadores’ el que me ha impactado profundamente. Siento que mi vida es la misericordia del Señor”, subraya.
Afirma que la oración personal delante del sagrario y la humildad, “son fundamentales en la vida del sacerdocio. La centralidad de la formacion sacerdotal es la Eucaristía, ya que el ministerio y la vida del presbítero están enraizados en ella. Un sacerdote solo puede dar lo que posee. Para dar a Cristo a los demás primero hay que estar enraizado en Él”. A los jóvenes que se sienten llamados al sacerdocio les dice que “no tengan miedo a responder a la llamada del Señor. Entrar en el seminario no significa que uno vaya a ser sacerdote el día siguiente; no, el seminario es la escuela de oración, allí vas a discernir y formarte para ser presbítero. Quiero repetir, no tengáis miedo, si tenéis duda, consultad con vuestro párroco o vuestro director espiritual. Dios está llamando, es cierto. Solo necesitamos un corazón abierto para responder a su llamada”.