Teología para incrédulos

¿Teología para incrédulos?

En afirmativo, sin interrogación alguna, ese es el título del último libro de Juan Arana Cañedo-Argüelles, catedrático emérito de filosofía de la Universidad de Sevilla y académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Con esos datos uno esperaría una sesuda reflexión sobre cuestiones límites de filosofía y teología, de intención más o menos apologética. Y en ese sentido el título despista, al menos si no entendemos que el incrédulo del que se trata no es otro que el mismo autor y que el libro aborda muchas cuestiones teóricas —salvación y pecado, libertad, milagros, Iglesia y laicismo, fe y ciencia— abordadas ciertamente con seriedad intelectual pero vistas siempre desde la crónica de su propio recorrido existencial hacia una fe que viene para él de la tradición familiar, que se pierde, nunca del todo en la práctica, en la juventud, y se va poco a poco recuperando hasta llegar a su plenitud en la tardía madurez, fruto de la reflexión y de la respuesta a la gracia de Dios. Y el paisaje que ese camino recorre, en el que muchos se pueden reconocer, es el de nuestra cultura contemporánea, el de la historia del pensamiento occidental y el de la ciencia natural, que constituye este último el ámbito de especialización filosófica del autor.

Sin embargo, también despistaría entender estas páginas como historia de una conversión en el sentido de un giro radical. No pocas veces ocurre con los conversos que cuando se caen de no se sabe qué caballo, acaban abominando de toda hípica, o si se quiere entiende la nueva fe como baluarte conquistado excluido del paisaje que lo rodea. Aquí entro yo, como testigo de ese camino que he sido con cierta cercanía, para decir que la serena confesión que estas páginas contienen no constituye sorpresa para nadie de los que hemos conocido a Arana, sino la lógica plenitud de una larga vida de ilustrada reflexión, de honestidad intelectual y sobre todo de bonhomía personal. De modo que a nadie de los que más o menos de cerca lo hemos acompañado a lo largo de estos largos años nos puede resultar sorpresiva esa confesión final. Casi sin broma, alguna vez le dije a mi amigo que era el único caso que yo conocía de cristiano practicante pero no creyente.

Resulta entonces que la vida intelectual de Arana que aquí trasluce tiene la enorme ventaja de que puede plácidamente, incluso con amable comprensión, integrar en su creyente conclusión los vericuetos existenciales de la contemporánea irreligiosidad. Porque lo malo de los que se acercan a los escritos apologéticos desde fuera de la fe, es que fácilmente se sienten tratados, si no bombardeados conceptualmente, desde una muralla inaccesible para ellos y encima con la exigencia de que la escale. Muy al contrario, en este escrito cualquier lector se puede encontrar comprendido, en el sentido de que al final incrédulos somos más bien todos, empezando por el autor. Y resulta entonces que muy probablemente esa incredulidad es el camino natural hacia la fe, que queda en ella redimido sin necesidad alguna de negarlo.

Con todo ello nos encontramos en estas páginas con un escrito milagroso en no pocos sentidos: conceptualmente rico y a la vez amablemente vital, incluso familiar y entrañable; mezcla de erudición cultural y fácil discurso ajeno a toda pedantería; literariamente sorprendente, pero con una clásica trasparencia sin retruécanos barrocos. Pero sobre todo, en lo que al estilo se refiere, con una alegre capacidad para tratar lo más serio con desenfado, sin cargar la mano en una grandeza que se muestra de lejos y nunca se hace abrumadora; y con un sentido del humor que yo estoy seguro que a Dios que es divertido le va a divertir. Para pasar en la lectura un rato delicioso, entretenidos con lo grandioso.

Javier Hernández-Pacheco

Catedrático de Filosofía, Universidad de Sevilla


Teología para incrédulos

Juan Arana

Madrid, Ed. BAC, 2020, 192 págs.

ISBN 978-84-220-2145-2

 

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