Durante los meses de mayo y junio podrá visitarse en el Monasterio de Santa María de Jesús, sito en la calle Águilas de Sevilla, la exposición 500 años de oración. Monasterio de Santa María de Jesús. Finalizado su año jubilar, la comunidad clarisa ha querido mostrar parte del patrimonio conservado tras estos cinco siglos ininterrumpidos de vida contemplativa en tan emblemático cenobio del centro de la ciudad.
Es una oportunidad para conocer obras de arte y devocionales que no siempre están a la vista de los ciudadanos, al tiempo que supone una ocasión para quien esto escribe de hacerlo sobre ciertas cuestiones que se plantean con frecuencia en torno al patrimonio de los monasterios y conventos.
Sevilla, la cifra más elevada de clausuras de España
Nuestra Archidiócesis tiene la inmensa suerte de contar con la cifra más elevada de clausuras de España. Aunque ya no hablamos de las cifras de siglos pasados en los que Sevilla podría ser considerada como una ciudad-monasterio, todavía se mantienen muchos de ellos tanto en la capital como en algunos pueblos de la provincia.
La disminución de vocaciones trajo como consecuencia el abandono de muchos de ellos por parte de comunidades que se trasladaron a otras casas de la misma orden, como fue el caso de Santa Clara en Sevilla, o a otras localidades, como ocurrió con las concepcionistas de Santa María del Socorro que lo hicieron al monasterio de Santa María la Real, una nueva construcción en el término municipal de Bormujos.
El mantenimiento de edificios históricos, muchos de ellos con siglos de antigüedad, supone un trabajo enorme lleno de sacrificios que solo el espíritu monástico y la vocación contemplativa son capaces de sostener.
Labor y esfuerzo
La labor y el esfuerzo que las monjas de clausura hacen a diario para mantener sus casas son dignos de admiración. Si se echaran números a las horas que ellas dedican al mantenimiento de esos caserones, el gasto para la gestión y conservación del patrimonio sería elevadísimo. Su capacidad para soportar condiciones de vida a base de esfuerzos y privaciones que con frecuencia rayan en la heroicidad, solo encuentra su explicación en que forman parte de su fe y de una forma de vida que, como suele decirse, está basada en la oración y el trabajo.
Además del patrimonio arquitectónico, son muchos los tesoros artísticos que se exponen y se custodian en los conventos de clausura. Muchos están a la vista de los fieles durante todo el año, pero otros se guardan celosamente en espera de alguna efeméride como la que nos ocupa para ser expuestos a los ojos del visitante.
Difícilmente seguirían en nuestra ciudad muchos objetos artísticos que de no ser por estas celosas guardianas de la historia y del arte, habrían caído hace tiempo en manos del mercado de antigüedades y la especulación.
Mantener el patrimonio
Toda la ayuda que se preste a la restauración de estos monasterios debe ser bien recibida.
Actualmente se acometen actuaciones en Madre de Dios y Santa Inés, se esperan y son necesarias en San Leandro y otros, tanto de la capital como de la provincia.
El mantenimiento del patrimonio es tarea de todos, pero no olvidemos que el tesoro más valioso de los monasterios y conventos de clausura es la comunidad que los habita.
Ismael Yebra