Manuel Antonio Seda Hermosín está casado y tiene dos hijos. Trabaja como notario y ha sido el XI Exaltador eucarístico de Alcalá de Guadaíra.
En el imaginario colectivo los notarios llevan traje, son rectos y serios, y sentimos ciertas distancias con aquellos que cargan con este título. Pero cuando conoces a Manuel Seda entiendes que detrás de la corbata hay una persona extremadamente afable, solícita y servicial, con una sonrisa sincera, cuya principal inquietud es “aportar mi singularidad a la Iglesia”.
Esta “singularidad” no es otra que su formación en Leyes, que no duda en poner al servicio de quien lo necesite: desde congregaciones religiosas, hermandades o el propio Arzobispado de Sevilla, con el que colabora desde hace años.
Ayuda a personas con discapacidad intelectual
Pero si hay algún servicio que le gratifica especialmente es la labor que desempeña en las fundaciones Aequitas y Tutelar TAU. Ambas entidades ofrecen apoyo a personas con discapacidad intelectual: “Aunque no tengo ningún familiar con minusvalía, siempre he sentido la vulnerabilidad de este colectivo necesitado de ayuda técnica que a veces es difícil de encontrar”. Así, Manuel entiende que “cada uno da lo que tiene, y yo puedo aportar los instrumentos jurídicos y el asesoramiento legal que necesitan”.
Además, el apostolado de Manuel se concreta en el mundo cofrade, un “gusanillo que sembraron mis abuelos y mi madre”.
Verdadera presencia de Cristo en el Sagrario
Al respecto comenta que las hermandades “son un semillero extraordinario para acercarse a la Iglesia”, pero echa de menos mayor formación de los hermanos. “Ésta nos ayuda a centrarnos en el fondo y menos en las formas; nos recuerda que lo verdaderamente importante es la protestación de fe y la manifestación de la presencia del Señor y de su Madre”. No en vano, para este alcalareño “la fe madura es aquella que baja la mirada desde la imagen titular de tu hermandad, hasta el Sagrario, donde encontramos la verdadera presencia de Cristo”.
Esta reflexión sobre la Eucaristía, fruto de una larga vida profundizando en la fe y de empaparse del Magisterio de la Iglesia, “especialmente de los textos de Benedicto XVI”, le ha valido como currículum para ser escogido como el XI exaltador eucarístico de su pueblo natal. Esto le ha supuesto “una sorpresa y un reto”, que ha asumido con gratitud e ilusión, y que le ha permitido acercarse un poco más al misterio de la Eucaristía.