Sor Asunción Chakkiath, nació en Kerala (India) hace 53 años. Es religiosa jerónima y lleva 35 años de vida consagrada. Vive en el Monasterio de Santa María de la Asunción en Morón de la Frontera.
Sor Asunción es una mujer humilde, de cara amable y sonrisa sincera. Su inocencia destaca sobre otras actitudes, no obstante, también se aprecian en ella virtudes como la sencillez y la docilidad.
Esta hindú siempre lo tuvo claro: quería ser religiosa. “Me eduqué en un colegio de monjas y siempre sentí que quería ser como ellas. Les tenía un gran cariño y un gran respeto”.
Un testimonio cautivador
Durante un proceso de discernimiento en el que estaba conociendo distintos carismas, llegó a su comunidad parroquial una religiosa jerónima, desde Sevilla. “Su testimonio me cautivó; la vida en clausura que ella explicaba me entusiasmó; me sentía cerca de Dios”. Así que realizó todos los trámites para viajar a España e ingresar en el monasterio Santa María de la Asunción, en Morón de la Frontera.
Reconoce que su familia lo llevó muy mal: “Mi padre quería saber dónde me iba, con quién, si aquí me tratarían bien, qué comería…Lo pasó fatal los primeros años, ya que sólo podíamos comunicarnos por carta. Ahora, en cambio, llamamos a nuestras familias por teléfono casi semanalmente”.
Cerca de su familia a través de la oración
De sus 35 años en clausura confiesa que lo más duro fue “acostumbrase a este frío” (ríe), pero “el Señor te da fuerza para soportarlo todo”. En esta línea, señala que aunque estaba a miles de kilómetros de su familia, nunca la sintió lejos, “sino muy cerca, a través de la oración”.
Con una sonrisa que es incapaz de borrar durante toda la conversación, reconoce que es feliz, que cada día “me encanta más la vida en clausura”, que “no tengo necesidad de salir” y que lo único que la entristece es la falta de vocaciones. “Ahora mismo hay mucho ruido, tanto que no es fácil escuchar a Dios. Además, la mayoría de los jóvenes no están acostumbrados a discernir sobre su vida”, lamenta sor Asunción. Por eso, las monjas jerónimas de Morón de la Frontera rezan a diario para que jóvenes valientes se atrevan a conocer el carisma de la congregación y le digan sí al Señor.