Lo reconozco: no confiaba en esta nueva entrega. Tras el perfecto cierre que nos regaló la saga de Toy Story hace ya nueve años, no veía ninguna necesidad de volver a sacar los juguetes de su caja para alumbrar una nueva película. Iluso de mí. Disney/Pixar ha vuelto a crear una obra maestra.
Además de repetir con los personajes que nos han acompañado durante más de 20 años, se incorporan nuevos secundarios llenos de carisma y matices, como la muñeca Gabby Gabby con su incapacidad para encontrar a un niño que la quiera; la pareja cómica de peluches Ducky y Bunny; el motero Duke Caboom y su miedo a no cumplir las expectativas para las que fue ideado; y Forky, un juguete creado desde la basura y que desconoce su lugar en el mundo. Y ahí es donde intervienen Woody y sus amigos, para intentar que Forky logre integrarse de la mejor manera posible entre sus nuevos compañeros. Una ardua tarea que provocará que el nuevo juguete y el valiente vaquero se pierdan y tengan que comenzar un viaje de regreso, en el que Woody descubrirá cuál es su misión durante esta nueva etapa de su vida.
Los espectadores que se acerquen a esta cuarta entrega verán una película de animación que divertirá a niños y a adultos, y que de manera inteligente nos cuenta qué ocurre cuando te haces mayor y cuáles son las fases que habrá que atravesar y superar. En decir, lo mismo que nos lleva narrando esta saga desde su inicio en 1995. Una saga que se hará inmortal, porque cualquier generación llegará a sentirse identificada con sus propuestas cuando la vea.
La cinta apela directamente a las emociones y funciona como un cuento sobre el camino para alcanzar la madurez. Y sobre el dolor, las dudas y los miedos que sufrimos durante ese trayecto. Un relato que subraya el deseo de cada persona de forjar su propia identidad en la vida, aunque a veces deba pagar el peaje de la decepción, la resignación o la adaptación. Que nos habla de no convertirnos en un amigo tóxico para nadie, y de desterrar el recelo a abrirnos a una nueva relación por temor a que nos hagan daño.
En resumen, lo que Toy Story nos lleva diciendo desde hace 24 años es que la vida está llena de etapas: muchas de ellas serán entretenidas, emocionantes y divertidas; pero también habrá momentos difíciles y debemos estar preparados para afrontarlos. Pase lo que pase, la vida siempre nos brindará la oportunidad de adentrarnos en una nueva aventura que dure hasta el infinito… y más allá.
Juan Carlos Deán Del Junco