Estamos acostumbrados a salir a la calle, a pasear, a hacer deporte, salir de compras. Es algo que a todos nos gusta. Pero en nuestro recorrido, no nos encontramos con calles vacías, sino llenas de gente.
¿Alguna vez nos paramos a pensar por las situaciones que viven, sus preocupaciones, problemas? Esto es lo que el papa Francisco nos plantea en el segundo capítulo de Fratelli tutti.
Mediante una exégesis profunda de la perícopa del Buen Samaritano, el Papa nos sumerge en una visión encarnada de la realidad, de cómo pasamos de largo al encontrarnos con los más necesitados, con los pobres; haciendo así efectiva la cultura del descarte.
Y muchas veces nosotros mismos, los que servimos a Dios, somos los que nos asemejamos al levita de la parábola y pasamos de largo, como si el pobre que clama no tuviera que ver nada con el servicio a Dios.
Por eso debemos preguntarnos hoy más que nunca ¿verdaderamente quiero oler a «oveja»?
Alejandro García Murillo
Seminarista del quinto curso