¿Dónde verla?: Disney+ y otras plataformas
Estrenada en 2011, “Un lugar para soñar” es una película veraz e inspiradora. Veraz porque se basa en la auténtica historia de Benjamin Mee y su familia. Inspiradora porque está preñada de alegría y de aceptación de una realidad que a veces se muestra adversa: las cruces que todos cargamos de una u otra forma.
Roto de dolor tras el fallecimiento de su esposa, Mee deja su trabajo y busca un nuevo hogar donde criar a sus hijos: un adolescente que sufre lo indecible con la pérdida de su madre, y una hija más pequeña que inflama el hogar con su sonrisa. En su búsqueda, se topan con una casa que les encanta, pero que tiene algo de especial…: forma parte de un zoo.
Los trabajadores del zoológico llevan algún tiempo cuidando de los animales sin recibir su salario, ante el temor de que queden abandonados a su suerte. Si los Mee deciden constituir su hogar en este singular paraje, no solo tendrán que sacar una familia adelante, sino también a sus nuevos vecinos: un sinfín de animales salvajes. En un alarde de magnanimidad, aceptan el desafío.
Esta original historia quedó plasmada en el libro “Nos compramos un zoo”, publicado en 2008 y escrito por el mismo Benjamin Mee, que es periodista. A partir de esta obra, el director Cameron Crowe y la guionista Aline Brosh McKenna realizan un excelente trabajo de adaptación para crear un guion sencillo y contundente.
El casting es envidiable: Matt Damon hace las veces del señor Mee y Scarlett Johansson interpreta a Kelly Foster, cabeza del equipo que mantiene el zoo con vida. El resto del elenco está francamente genial. Entre todos logran que, tras un comienzo doloroso, el resto de la historia se desarrolle de forma convincente y divertida.
Hay una idea dotada de enorme audacia que se entrevé a lo largo y ancho del filme. Podría parecer una perogrullada, pero no lo es tanto. Porque este largometraje pone en valor la figura del padre, una rara avis en una sociedad que parece empeñada en devaluar la masculinidad y, por ende, la paternidad, con las nefastas consecuencias que ello conlleva.
“Un lugar para soñar” resulta así una cinta familiar, que favorece el diálogo doméstico o escolar tras su visionado y que ofrece una perspectiva vital donde brillan la sensatez y el sentido común.
Guillermo De Lara Domínguez