Sorpresas, expectación y alegría son emociones que pueden reflejar mi estado de ánimo al enterarme de mi participación en la celebración del III Congreso de Profesorado de Religión de Andalucía. Acudir a Granada formando parte de la delegación de congresistas de Sevilla ha sido un gran regalo. La realidad ha superado las emociones iniciales.
Ha sido un intenso fin de semana que comenzó el viernes, 18 con nuestra salida en autobús desde Sevilla y concluyó el domingo 20 de noviembre.
Desde el primer momento todas las personas participantes hemos vivido intensamente cada minuto de ese fin de semana. El ajustado programa no permitía “tiempos muertos”. Centrados en unos ambiciosos objetivos hemos trabajado en revitalizar la identidad y misión del profesorado de Religión Católica, en fomentar la visibilidad de la asignatura y sus beneficios en la escuela del siglo XXI, así como la comunión y la sinodalidad de todas las personas que trabajamos en la enseñanza de la Religión. Unos objetivos que creo hemos trabajado los 600 asistentes al Congreso en las tres conferencias y siete paneles.
¿Lo mejor? El respaldo a la asignatura y al profesorado de la consejera de Educación, las palabras de nuestros obispos en defensa de la asignatura y de la identidad del profesorado. También el momento del concierto-oración y la Eucaristía del domingo que nos sitúa en el centro de nuestra vocación. De los paneles me quedo, por englobar a los demás, con el de las compañeras de Sevilla, Ana y Elena.
María Sierra Molina.
Profesora religión en el CEIP “Giner de los Ríos” de La Algaba (Sevilla)