¿Dónde verla?: acontra+, Filmin, Rakuten TV
Después de filmar “Sound of Freedom”, la película sorpresa de 2023 protagonizada por Jim Caviezel que recaudó 250 millones de dólares, el mexicano Alejandro Monteverde (Bella, 2006) dirigió “Cabrini”, estrenada en España el pasado mes de marzo con el título de “Una mujer italiana (Cabrini)”. Apoyado por sus productores habituales, con mención especial para Eduardo Verástegui, Monteverde realizó un trabajo espectacular para contarnos la historia de Madre Cabrini.
Nacida en Sant’Angelo Lodigiano (Italia) el 15 de julio de 1850, Francisca Cabrini fundó en 1880 el Instituto de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Con una firme persistencia intenta obtener de la Santa Sede autorización para marchar con sus Hermanas a tierras de misión en Oriente. Durante una entrevista con el papa León XIII este la anima a trasladarse con ellas a Nueva York, para atender a los inmigrantes italianos, y especialmente a los niños, que viven en unas condiciones infrahumanas. En Nueva York descubre un mundo de miseria y un indignante desprecio hacia sus compatriotas que le subleva. Mujer de fe inquebrantable y carácter indomable, Madre Cabrini afrontará todas las dificultades, a pesar de su débil salud, para lograr erigir orfanatos y hospitales en Nueva York y en todo el mundo.
Estéticamente, la película es una maravilla. Se nota que Monteverde ha alcanzado un gran dominio del lenguaje audiovisual y, con el apoyo de una fotografía muy pictórica del vitoriano Gorka Gómez Andreu, un vestuario cuidadísimo y una recreación prodigiosa del Nueva York de finales del siglo XX, ofrece todo un recital cinematográfico: planos bellísimos, logrados claroscuros, elegantes transiciones de escena… Y otro tanto cabría decir sobre su dirección de actores, con una espléndida Cristiana Dell’Anna en el papel de Madre Cabrini y varios secundarios de lujo: Giancarlo Giannini (León XIII), David Morse (el obispo de Nueva York) o John Lithgow (el alcalde).
La cinta dura 142 minutos que pueden pesar en el ánimo del espectador. Da la impresión de que Monteverde y su coguionista, Rod Barr, han querido contar demasiadas cosas y la secuencia obstáculo-logro-nuevo obstáculo se repite quizá en exceso. Por otro lado, se echa en falta un mayor detenimiento en la vida de piedad de Madre Cabrini, que debió rezar lo suyo para superar tanta oposición a unos proyectos que entendemos queridos por Dios.
Salvando los “peros” apuntados en el párrafo anterior, “Una mujer italiana (Cabrini)” resulta un filme consistente, atractivo para el público adulto amante de un cine más contemplativo que comercial. Un título estimulante sobre la primera ciudadana estadounidense canonizada, que subraya su gran ambición sobrenatural: “El mundo es muy pequeño para lo que planeo hacer”.
Juan Jesús de Cózar