Viernes de la 17º Semana (B)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,54-58):

En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: «¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?» Y aquello les resultaba escandaloso.
Jesús les dijo: «Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.» Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

Comentario

¿No es el hijo del carpintero?

El hijo del carpintero no es que sea un título demasiado honorable para ponerse a hablar de Dios, a hacer prodigios y a dejar señales: «¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?». Dentro del misterio que es la Encarnación, más hondo si cabe, encontramos el misterio de la vida oculta de Jesús, los años en que trabajó sin desmayo para ganarse el pan de cada día con el sudor de la frente, acudió a la sinagoga para escuchar a los rabinos y pasó inadvertido para sus vecinos. Por eso mismo, los galileos que habían convivido en Nazaret con Jesús, el hijo del carpintero, se asombraban de su sabiduría cuando enseñaba la ley porque no les cuadraba que alguien que había trabajado con las manos sin dar motivo para nada ni bueno ni malo, de repente pudiera hablarles así. Es la reacción más que humana, pero Dios se resiste a que lo encuadremos en nuestras limitadas coordenadas mentales y se sale de ese cuadro racional en que lo encerramos. Es el Espíritu, no le des más vueltas. ¿Mira que si te arrebata a ti también?

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