Terminando el mes de María, presentamos la bella escultura de la Virgen de la Hiniesta tallada en 1945 por el imaginero Antonio Castillo Lastrucci para sustituir la imagen original desaparecida en el incendio provocado de la Parroquia de San Julián en 1932.
Esta primitiva Virgen gótica se podía datar entre los años 1330 y 1380, y su origen se cuenta en una fantasiosa leyenda que afirma que la imagen fue traída por San Pio, primer obispo de Sevilla, en el año 38, por lo que sería la segunda del mundo tras la del Pilar de Zaragoza. A finales del siglo XIV fue encontrada por Mosén Per de Tous en Cataluña, donde la habrían ocultado debido a la invasión musulmana, entre unas retamas, de las cuales tomaría la advocación. “Soy de Sevilla”: así cuenta la leyenda que estaba escrito a los pies de la Virgen. Algunos estudiosos han señalado su parecido con la Virgen de la Merced patrona de Barcelona y con alguna otra imagen de Tarragona, lo que de alguna manera podría confirmar su procedencia catalana.
Se trataba de una imagen de talla completa de autor anónimo que en el barroco sufrió notables mutilaciones para ser vestida con ropas, para lo cual se le colocaron brazos articulados y se aumentó su altura. Debido a estas modificaciones, la imagen fue restaurada en 1912 por Manuel Delgado Brackembury, con la colaboración del pintor Santiago Martínez, intervención en la cual se le retiraron dichos brazos y se rehízo la mano derecha.
La nueva imagen fue bendecida el 9 de septiembre de 1945 en la Iglesia de San Luis de los Franceses y es copia de la original; de gran belleza y dulzura, la Virgen sostiene en su mano izquierda al Niño Jesús, vestido con una túnica blanca, el cual tiene en su mano izquierda un pequeño pájaro que simboliza el alma del cristiano. La Madre viste una túnica roja decorada con flores doradas y un pequeño manto azul, cuyo reverso aparece decorado en blanco y negro. Porta en su mano derecha una manzana, que remite al fruto prohibido del paraíso ya que, en la historia de la redención, María es la nueva Eva cuya disponibilidad y obediencia al plan de Dios posibilita la encarnación del Verbo. Dicha manzana aparece rematada por una retama de hiniestas, que recuerda el origen legendario de su advocación. Es Patrona del Ayuntamiento de Sevilla desde 1649, por lo que lleva la medalla de la ciudad y las llaves, así como el bastón de mando, ya que también ostenta el título de alcaldesa perpetua de nuestra ciudad. Tanto la Virgen como el Niño aparecen coronados por sendas coronas de oro, que simbolizan su realeza. Por su gran antigüedad y devoción, fue coronada canónicamente en la Catedral de Sevilla el día 23 de mayo de 1974. Su iconografía se completa con la luna que aparece a los pies de la Virgen, identificando así a María con la mujer del capítulo 12 del Apocalipsis.
Antonio Rodríguez Babío (Delegado diocesano de Patrimonio Cultural)